jueves, 18 de febrero de 2010

CEREBELO

• Cerebelo
El cerebelo es una masa más o menos globulosa y muy fisurada que está encima del puente y el bulbo raquídeo, conectada con el tronco cerebral mediante tres pedúnculos a cada lado. Se halla separado de los hemisferios por la fisura transversa ocupada por la tienda membranosa del cerebelo cuando se observa el encéfalo in situ.
El cerebelo consiste en grandes hemisferios laterales y una estrecha cresta mediana llamada vermis por su semejanza con una lombriz de tierra. Una serie de fisuras transversas crea una división de mayor importancia funcional y filogenética. Las más profundas dividen un pequeño lóbulo floculonodular, caudal respecto de la masa más grande, que a su vez está dividida en los lóbulos caudal y rostral. Unas fisuras más pequeñas dividen los lóbulos en lobulillos y éstos en unas unidades más pequeñas todavía que se conocen como folios o laminillas. El lóbulo floculonodular es la parte más antigua (arquicerebelo) en cuanto a la filogenia, el lóbulo rostral (paleo cerebelo) no es tan antiguo y el lóbulo caudal (neocerebelo) es el más moderno. El lóbulo caudal está particularmente bien desarrollado en las llamadas especies superiores y especialmente en los primates. Los lobulillos poseen nombres individuales, pero ni sus nombres ni sus formas exactas tienen importancia.
La disposición de la sustancia gris y blanca contrasta mucho con la observada en la médula espinal y el bulbo raquídeo. En el cerebelo la mayor parte de la sustancia gris está dispuesta como una corteza externa que encierra la sustancia blanca o “médula”. La médula se origina en los pedúnculos y se irradia a través de los diversos lóbulos, lobulillos y folios formando una estructura ramificada que semejan en cierto modo un árbol. Por este aspecto y por la antigua creencia de que aquí se asienta el alma, a veces se la conoce como árbol de la vida. Un poco de sustancia gris adicional forma una serie de núcleos incluidos en la médula; los más importantes son los núcleos fastigiales próximo a la línea media, el núcleo cerebeloso lateral (dentado) lateralmente y los núcleos interpósitos.
El cerebelo está unido al tronco cerebral por medio de tres pedúnculos cerebelosos a cada lado y por los velos medulares caudal y rostral. El pedúnculo caudal está conectado con el bulbo raquídeo y consiste en su mayor parte en fibras aferentes, algunas de las cuales corren desde sus orígenes en la médula espinal y otras provienen de los núcleos vestibulares, el núcleo olivar y la formación reticular. El pedúnculo medio (brachium pontis) también consiste en fibras aferentes orifinadas en núcleos del puente. El pedúnculo rostral (brachim conjunctivum) va al mesencéfalo; consiste en su mayor parte en fibras eferentes emitidas hacia el núcleo rojo, formación reticular y tálamo, pero también incluye un componente aferente considerable que continúa el tracto espinocerebeloso ventral. Los tres pedúnculos se hallan íntimamente comprimidos entre sí en sus inserciones en el cerebelo.
Las funciones del cerebelo conciernen al equilibrio y a la coordinación de las actividades posturales y locomotoras. El control del equilibrio se encuentra en el lóbulo floculonodular. El lóbulo caudal se ocupa de regular la retroalimentación de la función motora y para este fin recibe un aporte directo de los núcleos del puente y olivares y un aporte indirecto de las otras partes del cerebelo. El lóbulo rostral recibe información propioceptiva. En la corteza cerebelosa existe una representación somatotópica del cuerpo.

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